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La ejemplar actuación de bomberos y sanitarios evito el colapso de los maltrechos sistemas de emergencia.

La ejemplar actuación de bomberos y sanitarios evito el colapso de los maltrechos sistemas de emergencia.

La enorme tragedia humana acaecida en Santiago la tarde del 24 de julio es innegable, pero es uno de esos casos en los que los árboles no nos deben de impedir ver el bosque.
Voy a hablar de como los servicios de emergencias, muy al contrario de lo que se difunde en todas las informaciones oficiales, han fallado miserablemente. Y han fallado por la brutal política de recortes a que dichos servicios públicos se han visto sometidos.

«Pero, si todos los heridos fueron evacuados con celeridad, y atendidos correctamente en los hospitales» me objetarán los lectores. Y es cierto, el resultado es irrefutable: el rescate fue un éxito, y la atención médica recibida también… pero no gracias sino a pesar de los dispositivos preparados al efecto.

El rescate y excarcelación fueron ejemplarmente realizados por unos bomberos que, anteponiendo el sentido del deber, abandonaron la huelga que estaban manteniendo e incluso se incorporaron a sus puestos de trabajo bomberos que estaban de vacaciones. Se incorporaron, insisto de forma voluntaria y altruista, y no porque hubiera un plan de emergencias establecido que así lo requiriese; fueron los trabajadores (esos funcionarios públicos tan denostados últimamente) los que, a título individual, decidieron acudir a su puesto de trabajo… así que no venga ahora la Xunta gallega a colgarse medallas por la excelente gestión de la emergencia.

La atención médica merece otro capítulo aparte. Se trata de un sector absolutamente desbordado por la tijera inmisericorde del Gobierno, la víspera misma del accidente, el SATSE (sindicato de enfermería) denunciaba la lamentable situación de los servicios, con cargas de trabajo imposibles de asumir por los profesionales sanitarios… ¡y eso en situaciones normales!, es evidente que, ante cualquier emergencia, los servicios quedarían desbordados y colapsados, ¿por qué no ocurrió?, pues porque acudió a trabajar a los hospitales el personal sanitario en paro. Una vez más, sin ningún plan previo, sin que nadie les llamara, de forma voluntaria y altruista, evitaron con su solidaridad y esfuerzo que colapsase el sistema de emergencias gallego.
Los responsables de dichos dispositivos de emergencias todavía tienen hoy la desfachatez de sacar pecho, y desde el Ministerio de Fomento se les ha felicitado por su actuación coordinada y excelente.

Por supuesto se me criticará mucho este artículo, por insolidario y oportunista, ya que es evidentemente mucho más solidario lo que hacen las autoridades, dejando los servicios públicos al borde del desastre para luego aparecer con caras compungidas en el lugar del accidente.  También se me echará en cara aprovechar el dolor de las víctimas, es mucho mejor abordar el tema como han hecho los medios de (in)comunicación de masas, sacando en directo a familiares destrozados por la pérdida incapaces de articular palabra, mucho más informativo ¡dónde va a parar!.

Disparen a discreción.

Raúl Martín Fernández.