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Sin nadie que los defienda, son las víctimas ideales de la deportación

Sin nadie que los defienda, son las víctimas ideales de la deportación

Hace unos días, en El Elíseo:

-François, nuestra política de reformas no tiene efecto, si de verdad queremos hacer algo tendríamos que cambiar el sistema, y no limitarnos a ponerle parches.

-Vamos Manuel, no me jodas, ¿qué pretendes, que se nos echen encima los mercados?

-Querrás decir el capital, aquí no hace falta que hables con eufemismos, presidente.

-Pues sí que te has levantado hoy tocapelotas, Manolo, anda, deja el marxismo a menos que vayas a citar a Groucho, y haz algo útil por tu país.

-Tú dirás, François.

-Busca alguna minoría a la que echarle el muerto, algún enemigo exterior, eso siempre funciona, pero por favor, que no sean los judíos, que eso la gente ya lo pilla a la primera. Quizá podríamos recurrir a aquello de volcar los camiones españoles…

-Vaya cosas que me pides, presidente, te recuerdo que yo soy de origen español.

-Joder, pues no estás hoy tiquismiquis ni nada, Manuel, yo que sé… ¡a los gitanos!, dale caña a los gitanos, a esos no los defiende nadie, organízame unas cuantas deportaciones, que eso siempre entretiene al personal.

-Pero François, eso mismo es lo que le reprochábamos a Sarkozy, no lo entiendo…

-Pues tiene las letras muy gordas Manuel: la Le Pen nos está comiendo el terreno, y no voy a permitir que esa perra nos supere; y si para evitarlo hay que sacrificar unos cuantos gitanos, pues se hace, ¿a quién prefieres de enemigo, al capital o a los gitanos? ¡es por Francia Manuel, por Francia, es la patria la que nos necesita!, ¡Vive la France!

-¡Vive la France, Monsieur president!

Raúl Martín Fernández